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sábado, 17 de agosto de 2013

Dubrovnik: La perla del Adriático

El 1 de julio de este año una nueva estrella ha entrado en la Unión Europea: Croacia. Debido a esta ocasión y a mi reciente viaje a Croacia, he decidido escribir sobre Dubrovnik.

La llamada Perla del Adriático es el lugar más visitado de Croacia y en los últimos años es difícil pasar más de tres semanas sin ver una foto de Dubrovnik en alguna parte: publicidad de agencias de viajes y cruceros, de la Oficina Nacional de Turismo croata... o simplemente viendo la tele. Si conocéis la serie Juego de Tronos, los exteriores de Desembarco del Rey desde la segunda temporada son todos de Dubrovnik.


La misma puerta desde fuera
Puerta principal de la ciudad. Aquí se rodó la escena
de Juego de Tronos en que el pueblo de Desembarco
del Rey se rebela y casi mata a Sansa Stark.


Dubrovnik

Como es tradicional en buena parte de las ciudades por estos lares, Dubrovnik se fundó en el siglo VII, cuando la población local huyó del azote de las invasiones eslavas y se fortificó en islotes frente a la costa. Así surge la ciudad de Ragusa.

Ragusa se estableció oficialmente como república en 1324, cuando la República de Venecia (que se convertiría después de esto en su eterno rival) la abandonó ante el avance otomano, con quienes consiguieron negociar un acuerdo que les llevaría a su independencia estableciendo su lema nacional: Non bene pro toto libertas venditur auro (la libertad no se vende por todo el oro del mundo).



De habla y cultura neolatina, Ragusa se convirtió en un importante centro comercial y cultural, conociéndosela entonces como la Atenas dálmata. Todo cambió en 1667, cuando un terrible terremoto destruyó la ciudad, mató a unas 5000 personas (el 40% de la población) y aniquiló a la aristocracia latinizada.

La ciudad fue repoblada y reconstruida por eslavos del interior, que conservarían la independencia del reino hasta que Napoleón reorganizó la región creando las Provincias Ilirias.  
Stradun, calle principal de la ciudad durante el asedio del 1991-1992
¿Qué hacer?
La ciudad es conocida por sus murallas, por lo que es muy recomendable darse una vuelta por ellas. En teoría son de pago, pero yo no lo sabía la primera vez que estuve allí... y vi la mitad de ellas hasta que me crucé con una venta de entradas. Obviamente me hicieron abandonar las murallas. Las vistas a los famosos tejados de Dubrovnik (restaurados con un forzado color naranja después de la guerra) y a la isla de Lokrum son maravillosas.


Otras visitas necesarias incluyen el palacio gótico del gobernador de la ciudad, las numerosas iglesias (proporcionalmente al tamaño de la ciudad), fortificaciones (como Lovrinjevac) y callejear, callejear por todos los rincones y escalinatas. En cualquiera de los quioscos encontraréis tarjetas que incluyen visitas guiadas a varios monumentos -si lo compráis os saldrá todo más barato. Algunas también incluyen la subida en teleférico hasta la colina y fortaleza de Srđ, desde donde tendréis unas vistas impresionantes de la ciudad... Si tenéis coche alquilado, podéis saltaros esta parte y buscaros vuestro propio mirador... básicamente desde cualquier parte tendréis una vista envidiable de toda la ciudad. 



Pequeños trucos
Stradun es la calle principal de la ciudad. Une la puerta principal de la ciudad con el puerto atravesando toda la ciudadela. En ella podemos encontrar la Iglesia de San Blas, un convento franciscano, amén de numerosas cafeterías donde degustar maraschino (el licor de cereza típico de Dalmacia).


Iglesia de San Blas, la catedral al fondo

Lokrum vista desde una terraza de Dubrovnik
Calle principal, hermosas vistas, lugar idílico... muy turístico. Durante el día está demasiado abarrotado. Por la noche es muy agradable y seguramente alguna de las cafeterías tengan música en directo... si no te importa pagar el triple por una bebida, el sitio merece la pena. Si en verdad te importa, busca en las calles paralelas. Habrá mucha menos gente, el precio será menor y... si es durante el día, seguramente sea más fácil encontrar sombra y algo de aire en sus estrechas calles. Un buen lugar -y con relativamente pocos turistas- es una terraza escondida entre las murallas occidentales y el mar (se accede por unos escalones y una puerta abierta en la muralla). No puedo pensar de un mejor lugar para tomar una cerveza en un atardecer veraniego.

En cualquier caso, si lo que buscas es comer barato, dirígete hacia Gruž, el barrio del puerto. Allí hay más croatas que turistas y los precios descienden mucho... y es más fácil encontrar comida rápida local como bureks o ćevapčići.


El pequeño puerto de la ciudad vieja en la niebla
Si vas de mochileo... hay mejores hostales que el Youth Hostel, y más cerca del centro, aunque viene bien si quieres ver el centro y al día siguiente tienes que coger un ferry o autobús porque queda a mitad de camino. Además, si te agobia la gente, evita julio-septiembre y Semana Santa... en diciembre verás solo a los locales, pero si te gusta la fiesta, seguramente te aburras ya que casi no hay nadie y muchos locales están cerrados.

Escapadas

Neum, los únicos 5 kilómetros de costa de Bosnia y Herzegovina
Si bien Dubrovnik es un exclave de Croacia incomunicado con el resto del país por carretera o tren, es un lugar fantástico para hacer otras excursiones. 

La proximidad con la costa herzegovina (y su único puerto en Neum -que lo aísla del resto de Croacia) y muy especialmente con la magnífica Mostar, o la discretamente sorprendente aldea de Počitelj te sorprenderán. Si lo tuyo es el turismo gastronómico, Bosnia y Herzegovina es el lugar: precios baratos, ćevapi, pljeskavicas, kajmak o sarma en un marco incomparable y con una mezcla de influencias de lo más interesante.

La península de Pelješac -bien por ferry o carretera- ofrece incomparables vinos y vistas al atardecer sobre las islas de Korčula o Mljet. Sin mencionar las murallas de Ston que otrora aislaban completamente a la península de posibles invasiones turcas y que sigue siendo el sistema de murallas más largo después de la Gran Muralla China. 


Bahía en Pelješac a la altura de Ston, al fondo: Mljet

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