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miércoles, 12 de febrero de 2014

Bosnia... tan cerca, tan lejos

Revueltas en Tuzla y Sarajevo nos muestran un país inmerso en el caos, donde los ciudadanos protestan por el desempleo y corrupción política, a la vez que los Acuerdos de Dayton están derrumbándose por su propio peso... con este ambiente, y mientras Rusia inauguraba sus Juegos Olípicos en Sochi, se cumplían 30 años de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sarajevo 1984. 

Hoy Vučko, mascota de aquel evento, llora en la destruída pista de bobsleigh mientras piensa en la situación presente y todo lo que ha vivido este lobo treintañero. Por eso y por todo lo que aprecio a este país y su gente, me he decidido a repostear éste artículo que escribí en mi anterior blog. 

vucko
Fuente aquí

Pongámonos en situación

Sarajevo es la capital de Bosnia y Herzegovina, situándose en la provincia de Bosnia de esta república federal. Su historia es muy larga y compleja. Alterna periodos ejemplares para cualquier país y otros episodios mucho más tristes. A pesar de que Sarajevo es una ciudad de unos 400.000 habitantes, es tremendamente cosmopolita; de hecho su sobrenombre es El Jerusalem de Europa. En ella conviven católicos, ortodoxos, judíos y musulmanes (que componen casi la mitad de la población). En la época del Imperio Otomano y del Imperio Austro-Húngaro, las religiones convivían sin ningún problema. 



  Barrio otomano
 Iglesia ortodoxa

 Zoco
 Iglesia católica


 Mezquita



 Universidad 


 Mercado
Sebilj (fuente-kiosko de estilo pseudo-otomano)

Sin embargo, la historia trágica de este país es mucho más conocida que su historia pacífica. El pueblo bosnio llegó a los Balcanes con las invasiones eslavas del siglo X y ya en tiempos del Imperio Bizantino se constituyó como un reino independiente dentro de la esfera de influencia de Bizancio. Esto se acabó en 1453 cuando fueron invadidos por el Imperio Otomano. Fue un período estable, próspero y muy activo culturalmente para la ciudad, momento en el cual se convirtió en la ciudad más importante para el susodicho imperio en los Balcanes. En 1878, el Imperio Austro-Húngaro recibió la orden tras el Tratado de Berlín de invadir Bosnia. Tras varias revueltas el país quedó estabilizado hasta que algo de vital importancia ocurrió aquí.

He sido muy breve. Sin embargo, ésta viene siendo -dato arriba, dato abajo- el resumen histórico que se ofrece en el museo de la ciudad. He simplificado al máximo, pero no se cita nada, NADA, lo que ocurrió entre 1452 y 1878. Suponemos que es porque todo en esa época fue bien... pero es cuando menos dudoso que nada de interés aconteciera en esos 426 años, como si se quisiera borrar el pasado. A fin de cuentas, buena parte de la población del territorio se convirtió al Islam. Es un cambio importante -tanto, como la invasión austrohúngara, sin embargo estos cuatro siglos son deliberadamente obviados. En fin, sigamos.


El 28 de Junio de 1914, el Archiduque Francisco Fernando de Austria realizaba una visita a Sarajevo. Allí le esperaba un atentado fallido con bomba. Tras la conmoción, decidió continuar con su agenda y proseguir la visita en su coche. Tras cruzar este puente (El Puente Latino / Latinska ćuprija) fue asesinado de un tiro a bocajarro por el serbo-bosnio Gavrilo Princip. Con ello pretendía conseguir la independencia de Bosnia, pero en vez de ello, detonó la Primera Guerra Mundial.

Resumimos lo que ocurrió después:

- Creación del Reino de Yugoslavia

- Segunda Guerra Mundial. Disolución del Reino. Bosnia se incorpora al régimen nazi croata. Serbios, judíos, gitanos y musulmanes son sistemáticamente perseguidos y masacrados (ver artículo sobre Jasenovac)

- Se crea la República Socialista de Yugoslavia. Un país comunista no alineado ni con la URSS ni con occidente.

- Disolución de Yugoslavia. Guerras de Independencia: Croacia, Eslovenia y Bosnia. 

- Asedio de Sarajevo por tropas serbias de 1992 a 1996. Decenas de miles mueren a manos de francotiradores, bombas, morteros, ráfagas de ametralladora. 





En el Sarajevo del Asedio había dos opciones: Jugarse la vida a diario para comprar el pan (si había) o quedarse en casa para morirse de inanición y sed. Los parques y jardines se convirtieron en huertas, y las toneladas de comida que la ONU enviaba a través del aeropuerto no eran suficientes para abastecer a la población. Una casa de las afueras de Sarajevo construye un túnel por debajo del aeropuerto que lleva hasta la zona libre, por allí pasan víveres, personas, objetos básicos... Para éste período una buena idea es visitar el Museo de Historia.

Tan cerca de Zagreb y tan lejos... 

A unos 300 kilómetros, unas 4 horas en coche... y 9 en tren. La línea Zagreb-Sarajevo, construida en la época de Yugoslavia no tiene ningún sentido. Se mantiene hacia el este, paralelo a la frontera con Bosnia-Herzegovina durante más de 200 kilómetros hasta que decide a atravesar la -difícilmente definible- República Srpska (la semi-independiente parte serbia de Bosnia-Herzegovina). Con largas paradas, la línea sigue en paralelo a la frontera Serbia hasta que finalmente llega a Sarajevo. 

Cruzamos la frontera la noche del 13 al 14 de Enero de 2011, en este día, los ortodoxos celebraban su fin de año. Apareció un revisor, nos pidió los billetes y le preguntamos si aparecería la policía de aduanas pronto. Miró el reloj y se rió. "Hoy es el Año Nuevo Ortodoxo... seguramente los policías lo estén celebrando. Además, seguro que sabían que veníais y saben que no sois criminales -probablemente".

Nadie apareció para ponernos un sello de visado de turista, o preguntarnos si declarábamos algo. No había nadie en la aduana. Otra cosa curiosa, en nuestro grupo había varios fumadores, una vez cruzada la frontera, preguntaron al revisor si podían bajarse del tren en lo que durara la parada para un cigarrillo rápido. "Estamos en Bosnia, aquí todos fumamos. Noy hay ley anti-tabaco, podéis fumar aquí.

Bienvenidos a Bosnia y Herzegovina.

Sarajevo sorprende.

Lo primero que vimos nada más salir de la estación era un cartel oxidado con la pintura desteñida por el sol, el frío y la guerra. Bienvenidos a los Juegos Olímpicos de Invierno, Sarajevo '84. 



Desde este lugar donde el tiempo se detuvo en épocas más felices cogimos el tranvía hacia el centro. Pasamos por el famoso Boulevard de Mese Selimovica paralelo al río y a las vías. Durante la guerra se le conocía como Snajperska Aleja (del inglés Snaiper Alley - El Callejón de los Francotiradores). Cruzar esta calle era imposible si no te protegías tras los tanques blindados de la ONU. En 1995 se calculó que más de mil personas habían sido heridas en esta calle, 225 muertas, 60 de las cuales fueron niños.

Algo que llama la atención al llegar a Sarajevo es la cantidad de mezquitas que hay. Mires donde mires, allí están, minaretes con altavoces.... y todavía quedan bastantes sin ellos, por lo que no es raro ver al almuédano gritando aquello de Allahu Akbar a los cuatro vientos. Y no es para menos, los musulmanes son casi la mitad de la población, aunque antes de la guerra eran más. De prueba son los numerosos cementerios musulmanes que se reparten por todas partes en la ciudad, casi todos muertos entre 1992 y 1995.


Sarajevo perdió bastante de su multiculturalidad. Muchos musulmanes fueron asesinados por las fuerzas serbias y mucha de la población judía emigró a Israel tan rápido como pudo. A menudo se cita esta pérdida del gran mixing bowl que era Bosnia... sin embargo se olvida que la mayor pérdida es la de las vidas humanas, porque a fin de cuentas, seas lo que seas (bosniaco, croata, serbio o nepalí), eres humano.

El país de la sonrisa.
Y es que no todo en Bosnia son caras largas y recuerdos amargos. Bosnia es un país afable. Durante nuestra estancia la gente se nos quedaba mirando. No era para menos, un grupo de amigos de Alemania, Austria, EEUU, España, Holanda, Hungría... y lo que era más raro: un mulato y una china. Digamos que no hay mucha gente asiática ni de color en Sarajevo, de hecho solo vimos a otro negro que cuando se cruzó con nosotros dio un fuerte abrazo a nuestro amigo -para nuestra sorpresa y para la suya.

La gente lo ha pasado tan mal, tan recientemente, que eso les llena de energía. Se alegran de estar vivos, quieren seguir adelante, olvidar el pasado y disfrutar de lo poco que tienen.

Durante nuestra estancia allí, todo el mundo nos trató muy bien. El hombre del hostal venía a cada poco a ver si estábamos bien y a ofrecernos café bosnio. En las tiendas del zoco, los dueños de las tiendas nos dieron algún regalito mientras mirábamos recuerdos y frutas. También, señoras mayores en el autobús y el tranvía nos ofrecieron su casa para quedarnos a dormir y comer.

En uno de los restaurantes nos invitaron a una de las comidas (que aunque insistimos en que debía de haber algún error, nos dijeron que nos fuéramos). Por cierto, todo es muy barato. Una comida con cevapi, coca-cola, patatas, tortitas y café por 4 euros. Dormir en el hostal por 10. Café bosnio (como el café turco), 50 céntimos en el centro-centro-centro de la ciudad.


Es increíble que tengamos algo así en Europa. Tenéis que ir, es el lugar más mágico de los que he visitado en Europa: mezquitas, iglesias, sinagogas, barrios de arquitectura austro-imperial, otros otomanos, zocos, mercados, minaretes, almuédanos, narguiles, estrellas de David... 

Hubiera pensado estar en Oriente Medio. En Israel, en Líbano o en Siria. Increíble. Tan cerca y tan diferente. Todo el mundo debe ir, además, creo que nuestros euros les vendrán muy bien a nuestros vecinos bosnios. 


Curiosidades

Mirinda, marca española de refrescos casi-casi desaparecida en España tras la compra de Pepsi. Se encuentra por toda Bosnia como una de las marcas más vendidas de refrescos. Tiene mucha tirada en Latinoamérica y Oriente Medio. Su nombre viene de la palabra Mirinda, que en esperanto significa Admirable o Maravilloso.

El Volkswagen Golf de Segunda Generación. El coche bosnio por antonomasia. Si me dijeran que un 30% de los coches en Bosnia son de este modelo, no me sorprendería... y con un 30% seguramente me quede corto. Arriba tenéis dos coches idénticos aparcados uno frente a otro.

Sin comentarios.

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