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viernes, 5 de abril de 2013

Cómo organizar un viaje a Guinea Ecuatorial en sencillos pasos

Era una agradable tarde de mayo en Zagreb...

Estás tranquilamente reposando el buen ćevapčići que te acabas de zampar, y te estás preparando para irte a clase de croata. En ese momento recibes un email: "¿Estás interesado en irte este agosto a trabajar a Malabo? Pero tienes que contestarme ya." ¿Qué contestas?

Tras flipar durante tres horas (y no atender a la profesora de croata) decides una respuesta para un reto que nunca te habías planteado. Supongo que veis venir cuál fue mi respuesta, ¿no?: "¿Dónde hay que firmar?"



Como era de esperar, Guinea Ecuatorial no es parte de la Unión Europea -y mucho menos de la zona Schengen-, con lo cual, para llegar allí no basta con un sencillo paseo hasta la frontera.

¡ESPERA! ¿Dónde vas con esa jeringuilla, loco? ¡¡PARA!! Pero serás...!!!

No olvidéis revisar nunca las recomendaciones del Ministerio de Asuntos Exteriores. Allí os recuerdan: antes de entrar a Guinea Ecuatorial es obligatorio estar inoculado contra la fiebre amarilla... pero también os recomiendan las vacunas del tétanos-diftéria, hepatitis A-B, fiebre tifoidea y cólera. Para ello deberás ir a la Unidad de Medicina Tropical más cercana -no se os olvide olvide vuestra cartilla de vacunas-. Allí también te recomendarán el tipo de antimosquitos más adecuado y te recetarán profilácticos contra el paludismo/malaria por el tiempo de tu estancia.

Te duele el brazo, lo sé. Pero no todo ha sido en vano.. ahora tienes tu maravilloso-mágico- y, lo más importante, amarillo Certificado de Vacunación Internacional expedido por la Organización Mundial de la Salud y firmado por tu médico. ¡¡Y tiene el emblema de la OMS!! ¡Y todo completamente gratis! Bueno... no. Realmente tienes que pagar, pero no mucho, no te preocupes.



Papeles-papeles-papeles

Bien, ya estamos vacunados, ahora a la burocracia -siempre mi paso favorito. Antes de pedir el visado a través de la embajada, necesitamos una carta de invitación del hotel o la persona que vayamos a visitar. También un certificado de antecedentes penales (si podéis ir al Ministerio de Justicia en persona, os costará menos de 4€, si lo solicitáis en una gestoría os puede sajar entre 80 y 100€, así que... no lo penséis).

Con la carta y el certificado, podemos ir al siguiente paso: solicitar el visado en la embajada. Una recomendación: vestid como queráis (clásico, a lo Tony Manero, o con una modesta combinación de morado y amarillo), pero no cometáis el mismo error que yo. No uséis pantalones cortos. Si los lleváis, no os dejarán entrar en la embajada.

Irrelevante foto de Zadar, Croacia.
Soy el lanudo de blanco... de esa guisa iba a la embajada. Sé que mis piernas no son un monumento nacional precisamente, pero dudo que ofendan tanto como para prohibirme la entrada en una oficina.

Maleta, maleta, tele de plasma, maleta, portátil, maleta...

Teniendo los billetes de avión, los papeles, las vacunas y las maletas hechas, estáis listos. Iberia cuenta con vuelos diarios entre Madrid y Malabo -si no es un día, es otro- eso no debería ser ningún problema.

No obstante, si sois de los que normalmente vais apurados al aeropuerto, dejad la siesta para otro momento y apresuraos en vuestro camino al aeropuerto. Yo casi me quedo en tierra por exceso de equipaje de los pasajeros (que no mío). Entre los efectos facturados vi colosales maletas, ordenadores, televisiones de plasma de todos los tamaños... En facturación incluso me ofrecieron ir al día siguiente en otro vuelo (con riesgo de que la misma situación se repitiera) -y eso que había plazas de sobra, pero el  exceso de peso abordo era un problema (y no, no era yo, ese día había comido ligero). 

Control de pasaportes y la música de Toto

Tras 6 horas encajonado en clase turista y después de haber degustado las maravillosas delicias culinarias del avión (recordadme que algún día dedique una entrada a comidas que me han ido sirviendo en medios de transporte a lo largo de los años)... llegas a Malabo (antigua Santa Isabel).



File:Aeropuerto Malabo.jpg

La primera sensación es de alivio -estirar las piernas, esa magnífica sensación- y luego de agobio. Si bien, la temperatura de Malabo no es excesivamente alta (rara vez se superan los 30ºC), la humedad te abraza con tal cariño, que no te suelta hasta que no estás de nuevo en el avión para salir del país. A nuestra llegada no dejaba de llover... y la verdad es que fue difícil quitarme de la cabeza la famosa canción de Toto...

Un último consejo: ¡no entres en pánico si te retienen el pasaporte! Es solo una de las comprobaciones que hacen a tu entrada. Una vez sellado, te lo devolverán y podrás  -una vez pasado un control de equipaje- buscar un taxi con el que dirigirte a tu hotel.

Ahora que ya sabemos cómo llegar, podemos pasar a conocer el país un poco mejor. Pero (y citando a Syrio de Juego de Tronos) "hoy no".

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